Recuerdo la primera vez que la vi, tan pequeña,
me daba tanto miedo que el mundo la pudiera lastimar.
XV años después, veo a mi niña convertirse en mujer.
Aún la sigo protegiendo, pero con la tranquilidad que no esta sola,
ha reunido personas como tú, que la protegen y hacen sonreír.
Te invito que, en este día, me acompañes en esa labor, brindémosle
la alegría de sentirse amada; te esperamos en sus quince años.
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